Modernismo y generación del 98 en Luces de bohemia
Aunque Luces de bohemia se trate de un esperpento, es inevitable que dicha obra beba de la influencia del Modernismo y de la Generación del 98, movimientos literarios que surgieron durante la época del autor y que compartían el rechazo por el Realismo y la inquietud para renovar la vida pública de España, país que acababa de verse marcado por una decadencia política, económica y cultural después de la pérdida de las últimas colonias españolas de Cuba y Filipinas (1898). Sin embargo, ambos movimientos también tenían sus propias características. El Modernismo se caracteriza por el rechazo a la burguesía, su gusto por el exotismo y el preciosismo exagerado y también por adoptar una postura elitista, alejada de la sociedad, en busca de la propia individualidad. Esta actitud podemos apreciarla concretamente en el personaje del modernista Dorio de Gádex cuando afirma que no se siente pueblo y que la poesía es aristocracia. Además de esto, no debemos olvidar la aparición del personaje de Rubén Darío, máximo representante del Modernismo.
La Generación del 98, por su parte, rechaza el escapismo, se caracteriza por su preocupación por la sociedad del momento y reflexiona sobre la vida del hombre moderno estableciendo vínculos con la filosofía (sobre todo el nihilismo) y la metafísica. En este sentido, Luces de bohemia se aproxima a la actitud de los noventayochistas porque el esperpento es una técnica comprometida con los intereses el colectivo y nos presenta una visión deformada y muy crítica de España. No obstante, mantiene la postura antiburguesa del Modernismo al criticar las diferencias entre las clases sociales. No olvidemos que muchas obras anteriores de Valle-Inclán pertenecían al Modernismo (las Sonatas, Jardín umbrío, etc.) y que el esperpento se trata, se hecho, del resultado de una evolución que se inició con la estética modernista. Dicha evolución podemos identificarla en el protagonista de la obra, Max Estrella, quien se relaciona con los modernistas pero se preocupa las injusticias de la sociedad, tal y como demuestra, por ejemplo, cuando dialoga con el preso catalán o cuando lamenta la muerte del niño a manos de la Policía.
Nota: Miguel de Unamuno, máximo representante de la Generación del 98, es mencionado por el personaje de Don Filiberto cuando Dorio de Gádex le pregunta si sabe quién es el primer humorista de los modernistas. Así pues, la respuesta de Don Filiberto nos indica que, en efecto, ambos movimientos también tenían sus diferencias.
La otra mano de Cervantes
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